Hasta hace 4 años me sorprendía todo aquel que se iba a estudiar su tercer,
cuarto o quinto año de carrera a Sodoma o a Gomorra, hoy día me sorprende
el que no sale, creo que los que no salen son personas más interesantes y que
me perdonen los que se han ido de Erasmus o mejor: que no lo hagan.
Tengo una opinión nefasta de la globalización (llevada a cabo como se está llevando)
Ha perdido mucho valor decir “He estado en Londres” (Londres, Berlín, París, Roma).
Hablo de erasmus y de viajes, de todo. El mundo está turístico, que asco.
Todo lo que pone de moda la televisión… véase “Españoles por el mundo”,
visto un capítulo vistos todos y no, no me dan envidia, siempre pienso:
pues jódete con tanto frío. Aunque de verdad se puede trabajar enviando
fotografías a una revista gallega por e- mail desde Finlandia o desde Laponia?
No me creo que trabajar sea tan fácil, joder, como me gustaría saber lo que
es trabajar (mi concepto, claro está, no trabajar por trabajar). Odio poner
paréntesis es como si escribieras para lerdos que te van a malinterpretar todo
el rato. No voy a poner más paréntesis, total, quien me lea va a ser porque
me odia, va a ser para incrementar su odio hacia mí, todo es un continuo alimento
de odio, en la vida, en todo, deseamos odiar, engordamos mucho odiando.
Pues eso, que odio a los erasmus, ahora mismo. Está de moda Italia, pues me suda
los huevos completamente. Actualmente viajar significa estar en el Méjico profundo,
en la Cuba más “Castrista” y no hacerte un “Interraíl” con paradas en Zagreb, Budapest…
En serio, visto todo.
“Pues nada, vine para un año y conocí a mi actual pareja que es “liliputiense” (o del país
del que se hable en el programa” ¿Y piensas en volver a Barcelona?… Respuesta:
Para nada, no echo nada de menos, aquí tengo todo lo que pido (ahora saldría una risa
estúpida de su cara).
La gente que haya salido de Erasmus quizás, me maldiga, pues aprendieron un idioma,
conocieron a 1000000 amigos de corazón y quizás el amor, está claro, yo cuando
veo fotos de erasmus solo veo “Botellones” y fotos con gorritos de lana junto al río
“Missouri” El ser humano, incluido yo, no da para más.
Lo que realmente quiero en esta vida es que me dejen odiar. No tengo la NECESIDAD
de irme a otro país (y joder, claro que me gustaría) pero es una cuestión de principios
el quedarme, el ser el único que no se ha ido de Erasmus me da igual por completo.
Cuestión de principios, como una rebelión contra esta puta vida que cada día me
gusta menos. Ojalá cuando nací, los años hubieran pasado para atrás en vez de para alante,
ahora estariamos en 1959, una época que aunque lejana, estoy seguro que mejor,
más auténtica y con más esencia que esta vida a la deriva del 2010 (ayy, me encanta
el 2010, va a ser un buen año, a ver, imbécil, nos encanta a todos, es un número guay,
redondo, que lleva un poco de todo: 2 0 1 0 cierra tu maldita boca y vete a Nápoles,
a Lisboa o Kiev, enamórate y quédate allí, escuchando Russian Red.
Por Germán Piqueras
LLámame cateto, pero prefiero un pueblo de Cantabria, de Burgos o de Cuenca, con su correlativo viaje en coche (porque viajar no es sólo estar en un sitio en sí, el viaje es también el desplazamiento), a Florencia, Londres, o París. De hecho he podido estar en esas ciudades gratis -he trabajado en una compañía- aerea, y he pasado.
Desde aquí mi más funesto odio a todo lo que hieda a la moderna cultura del reloj, de la agenda, de las prisas, o como tenga a bien llamarse por los estudiosos.