Quedan dos resplandores, no la película que siempre quedará sino el mío y el tuyo, tan lejos pero con tanta aura,
que hace que, pueda de maneras emergentes de nuevo y por siglos, no por años, sucumbir de mí, sucumbir porque cae, una ilusión madura que por madura también caerá a una tierra sin raíz, pero espera, esa tierra espera conmigo sobre las rías, las piedras, pocas malas hierbas, a tí, corazón, ciprés del camino al campo santo, vena aorta, nevera de domingo, a tí. Arritmicamente a tí. Y Satán enmedio.