Fui yo, tantas las veces, para ahora, dejado, decirme una cita de Jorge Luis Borges…
“¿De qué otra forma se puede amenazar que no sea de muerte?
Lo interesante, lo original, sería que alguien lo amenace a uno con la inmortalidad.”
Otra,
“Estoy solo y no hay nadie en el espejo”…
Fui feliz en aquellos días que leí “Siete noches” del mismo Borges,
siempre que leo a Borges me siento completo, casi que no me
hace falta hacer nada más, es que incluso se me van las ganas
de escribir porque me ha complacido tanto leerlo, una persona
que hace tan bien su trabajo no trabaja, es lo que decía, es casi
un pecado capital, ese octavo pecado capital llamado Jorge Luis.
No quedará la noche, para él ya fue la última, entre el sollozo
descontrolado, bermellón y rosado de una madre sin rosarios,
de una madre que no es madre porque sin rezos se ha quedado,
en una quietud que no espera, por eso no hay nada, solo reposo,
solo suicidas, solamente millares, de suicidas y juglares, no,
ya nada suena igual, desde que me he ido sin irme,
al punto retorno, eterno. No quedará la noche.
Por Germán Piqueras