Solo queda un perro, es lo único real,
más no lo único que ladra,
no, lo único que enloquece,
la noche ronca a sus casas blancas,
la noche pálida, ronca, es todo lo que ladra,
no hay nada más, ni perros ni la misma casa,
blanca, pálida, ronca, nada es lo que ladra,
es mi cabeza, enferma, ronca,
yaciendo de ella más paredes, ventanales,
que mares llevan los caudales.
A continuación, unas capturas de Cristina Galbó, cuyo sadismo en
“La Residencia” es digno de contemplar:
La madrileña Cristina Galbó
Una virgen, una rubia con dolor de cabeza, tapándose los ojos, la línea de la cordura o la no cordura de Anthony Perkins en “Psicosis III”
Por Germán Piqueras