David Lynch tiene un universo propio contundente que hace que, todo aquel que precise llamarse artista, a su lado, quede casi en evidencia. Su serie de animación «Dumbland» ha servido de inspiración para realizar esta serie de dibujos sobre la obra de Lynch posterior a 1990, realizados con lápiz digital… con la única condición de que cada dibujo no me llevase más de 5 minutos. Todos los dibujos están dibujados casi en el mismo acto, seguido, intentando captar la esencia de sus extraños paraísos con la inmediatez y la expresión de la observación total.
Ya sabéis que es mucho mejor cantidad que calidad, siempre y cuando en la cantidad haya una profunda observación. Entonces la cantidad podrá dejar lugar, en el futuro, a la calidad.
Germán Piqueras