Estáis creando monstruos. Todas aquellas personas monoteístas que a día de hoy seguís adorando a la tecnología, como si fuese un Dios.
Olfato, vista, tacto, oído y gusto. Esos son los cinco sentidos que tiene cada ser humano, y es cuando los desarrollamos y los compenetramos todos entre sí, cuando somos todavía, más humanos. Y menos robots. Por ello es más importante para un niño asociar la plastilina con un olor, una ficha «Lego» con una resistencia dura al tacto e incluso saber que esa ficha, si la chupa, sabe mal y no se puede comer. También la vista y los objetos tridimensionales con los que podría jugar. Podría. Porque juguetes hay, pero los niños de ahora, hijos de padres cuya equivocada idea de progreso es prácticamente nula, ya que relacionan progreso con tecnología…
Estáis creando monstruos de los que luego os váis a quejar. Está claro que mientras un niño juega con su maravillosa Tablet no os va a molestar, que mientras juega con la Tablet, el salón no quedará desordenado como sí lo haría con juguetes de verdad. Seguro que pensáis que las tablets y sus juegos desarrollan muchísimas cosas muy buenas para los niños. Pero no el nivel de humanidad, relación social, creatividad e imaginación, entre otros. Especialmente, el nivel de humanidad, que es el que más nos interesa.
Imagínate tu infancia con una tablet, quítate tu traje de padre egoísta y piensa. Piensa cómo estás ofreciéndole la infancia a tu hijo. Le estás enseñando a ser un ser tecnológico, destrozando la época en la que uno se hace, como la infancia… quizás pienses que estoy exagerando. Depende de que «Yo» lea esto, si el egoísta o el humano.
Cada generación venidera es peor que la anterior y esto es un dato fácilmente comprobable. Hablo de valores humanos y de padres culpables por enaltecer algo que debe mejorarnos la vida, como la tecnología, pero que jamás sustituir un juguete que permita desarrollar nuestros cinco sentidos, pues la tecnología solo desarrolla la vista (y también la estropea) y el tacto de una pantalla cuyo tacto es parecido al del cristal de un ataúd.
Se debe educar a los niños convenciéndoles de que quieran ser niños siempre, y no adultos a la edad de diez años. Y para ello deben jugar. Con juguetes.
Mi sector es la «cultura», pero yo jamás me llenaré la boca hablando de «cultura» como sí hacen otras personas que trabajan en este sector, pues esta es un negocio, como lo es el marketing, el fútbol o tantas y tantas otras cosas. Yo me llenaré la boca cuando hable de educación, que es la base de todo y la única cultura posible. Y lo aquí expuesto me importa más que cualquier derecho cultural que hace que alguien gane más dinero que otro alguien.
Es nuestro futuro.
Germán Piqueras